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Lo más difícil es querer a alguien y ser lo suficiente valiente para dejar que te quieran.

jueves, 21 de junio de 2012

Poema.

Ella estará despertando en esa ciudad ahora con los ojos hinchados,pero igualmente de bella.Tras las persianas, un sol impaciente hará equilibrios por las cornisas.Seguramente llevará puesto un pijama al que le falte algún botón de alguna noche en la que el amor perdía por dos orgasmos a cero a su favor.Es probable también que su teta derecha haya escapado sutilmente de la suavidad de la seda y su pezón, en una diagonal perfecta, esté mirándose con morbo en el espejo del baño.Despertarán los muebles de la cocina al olor de su primer café.Braguitas minúsculas e inquietas rezarán su oportunidad en los cajones
y la cama aún deshecha  respirará hacia dentro el olor de su cabello.Estará descalza sobre la alfombra, bella y despeinada, con sus ojos haciendo juego con el color de las paredes,lanzando bostezos a las lámparas, que bailan levemente sobre su garganta profunda.Habrá perdido las llaves del coche y saldrá con prisas sobre sus minusculos pies.
Harán colas interminables los vecinos por los quince segundos de morbo en ascensor o en el rellano del pasillo.Murmurarán las aceras de su barrio que cada día está más guapa y más puta,dirán las vecinas envidiosas de su inocencia.

Llegará tarde al trabajo, con su vestido de flores y unos tacones que engañan exageradamente sobre su minima altura.Se la follarán con los ojos los casados,con curiosidad la amarán los jovencitos,se rozarán con su piel los más maduros,silbarán sucias melodías los ancianos del parque.Habrá huelga de prostitutas en las esquinas,
maniquies en los contenedores de basura.Se inundaran los quirófanos de mujerespara operarse los gluteos,colas de humedades en los aseos masculinos.
Será París tan feliz como yo era cuando bailabas tú por mí.

Aquí en otra ciudad,en tu ciudad,sin embargo,seguirá la vida pasando lenta como un reloj de arena,con lluvia en el interior.
El buzón echando de menos tu caligrafía mientras algun cantautor se rompe la voz en mi oído,por una mujer que también como tú,cambió su corazón por un paisaje salvaje.
Aquí los vecinos huyen de mi saludo,los semáforos ridiculizan mi daltonismo,me arrodillo ante la primera mujer que sepa doler como duelen los inviernos sin las novias del verano.
La realidad es que no tengo amor propio.Ya no sé amar nada que no tenga algo que ver contigo.Y no, seguramente,ya jamás volverá a ser lunes por aquí,aunque esta cara que me dejaste de domingo eterno esté siempre diciendo lo contrario. 

El autor es Ernesto Perez Vallejo y el libro se llama de Laura y otras muertes...