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Lo más difícil es querer a alguien y ser lo suficiente valiente para dejar que te quieran.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Alli...


De todos los personajes del país de las maravillas, siempre he sido más como un conejo blanco que huye con prisas, de la responsabilidad de un trabajo no divertido, de seguir creciendo, de los días de preocupaciones sin importancia, de las semanas grises sin ilusión, de muchos tipos de personas, de la realidad, pero sobretodo, de que se conozca lo que pienso, porque lo que siento a veces me asusta tanto que creo, que debería quedarse en una caja donde guardo todas esas cosas, dignas de los cuentos de hadas.Pero lo increible es que cuando te veo, acumulo sonrisas, y anécdotas, y me noto como si al despertar fuera mejor persona, así que luego no puedo evitar teclear que elevas, porque me haces recordar que a mí me encantaba, escribir palabras para expresar en metáforas esa alegría tan tonta de sentirse despegando del suelo, como una niña chica sin preocuparse de más cosas, que un cuándo volveremos a volar un ratito, por las cuatro calles, o por el fin del mundo que parece tan cerca después de despertar con esa chispa eléctrica de vida. Lo increible es que te acabo de ver en sueños, eramos dos locos jugando a paintball en una aventura alucinante y en ese mismo paisaje onírico, me mandabas un mensaje preocupado cuando nos perdemos, entre cuevas de película, y yo, inconsciente, me levanto de mi cama, y me rio al ver que no es nada, que todo ha sido un sueño,. Porque lo bueno de todo esto, es que empiezo a sentirme un poquito como sombrerero valiente que gustaría de tomar el té, que gustaría de contar lo que piensa, a las 4:44 de la tarde, como una bandolera dispuesta a luchar contra la reina roja y su rutina carente de ilusiones, o esa guerra espiritual que es el siglo XXI, pues perdería la cabeza por la blanca, y su esperanza al creer que todo es posible, (si es que no la ha perdido ya), y así, llena de fuerza de voluntad reencontrada, ve como problemas minúsculos, esas prácticas que tienes que entregar en unas horas, las incógnitas de una carrera inacabada, o cómo volver a conciliar el sueño, después de mandarte un beso de buenos días, ánimo y energías, para cuando vuelvas por aquí. Lo mejor es imaginar que después de todo esto,sonries por un instante, mientras yo me lanzo a cien mil batallas, entre piezas, un poco de cansancio acumulado, pero desbordada de ganas por saborear el mundo con todas esas cosas pequeñas y mágicas, y bonitas, y Maravillosas, que tiene la vida.

Y luego, si quieres, vuelvo para contarte a qué saben...